A pesar del progreso, las desigualdades de género siguen profundamente arraigadas en la agricultura, la alimentación y las bebidas, el turismo y el trabajo doméstico.
Las mujeres, especialmente las migrantes, siguen enfrentándose a salarios más bajos, oportunidades profesionales limitadas, contratos precarios y violencia y acoso de género.
En algunos países europeos, la brecha salarial de género en la agricultura supera el 30 %.
En el sector de la alimentación y las bebidas, aunque las mujeres representan casi la mitad de la fuerza laboral, se concentran en puestos peor remunerados, con menos oportunidades de progresión profesional.
En el turismo, el 70 % de los trabajadores a tiempo parcial son mujeres, que a menudo compaginan sus responsabilidades profesionales con el trabajo de cuidados no remunerado.
En el trabajo doméstico, las mujeres siguen estando entre las más vulnerables, con frecuencia trabajando sin declarar o sin protección social.
